El progreso humano es consecuencia de un número infinito de variables que hicieron que nuestro mundo actual sea de una determinada forma y no de otra. Como así también, consecuencia de nuestra biología que hizo que, por ejemplo, utilicemos manos para agarrar herramientas y no tentáculos o cualquier otra cosa que nos hubiera deparado nuestra evolución.

El sistema qwerty que conocemos en los teclados y que usamos todos los dias con nuestras computadoras tiene su origen en las primeras máquinas de escribir. La distribución alfabética original hacía que las teclas se atascaran, asi que distribuyeron las letras de forma tal que sea más lento su impacto sobre el papel. Con el paso de los años, la tecnología mejoró pero la costumbre quedó.

A mediados del siglo XV a un alemán se le ocurrió utilizar una máquina de prensar uvas y modificarla de manera tal que imprima tinta sobre un papel, un verdadero genio. Las primeras imprentas no podían imprimir acentos en las letras mayúsculas porque no había lugar para poner la tilde. Hasta el día de hoy a veces dudamos de si la palabra África lleva tilde o no, atribuyéndole a la gramática algo que tuvo que ver con la mecánica.

En las manadas nómades de los primeros hombres, las mujeres y los niños iban primero. No tanto para protegerlos sino más bien porque, ante un peligro, si morían eran considerados menos importantes que los hombres para la conservación de la manada. La costumbre nos quedó, pero invertimos el significado.

El sistema de combustión que mueve los pistones y reemplazó al vapor como forma de locomoción, hace que un producto químico (el petroleo) se convierta en la energía de los motores que mueven nuestros autos. El hombre pudo haber desarrollado miles de formas de transformar la energía, pero eligió, por las circunstancias que fueran, que sea asi. Hoy por hoy no le podemos pedir a toda la industria petrolera y automotriz que cambie semejante cosa de un día para el otro. No se puede enderezar un árbol tirando de sus hojas.

Toda la economía occidental está basada en la idea de que los recursos son escasos y entonces hay que administrarlos de tal forma. En las comunidades aborigenes se pensaba a los recursos desde la abundancia y nadie desarrolló los conceptos de oferta, demanda, interés o déficit para darle de comer a sus hijos. Los recursos del planeta siguen siendo abundantes, pero conviene verlos como escasos para que sean abundantes para el 7% de la población que determina cómo debe funcionar el mundo.

No se puede enderezar un árbol tirando de sus hojas.

El ser humano tiene la capacidad de edificar sobre pantanos, con todo lo bueno y lo malo que eso significa. Podemos pensar que nos vamos a hundir en cualquier momento o podemos pensar lo maravillosa que es nuestra especie para superar todo tipo de adversidades. Oppenheimer se basó en las teorías de Einstein para armar una bomba que se usó contra los japoneses. Hoy, la energía nuclear alimenta a cientos de ciudades.

Puede que el siglo XXI siga siendo un cambalache, pero cada nueva generación tiene la responsabilidad de mejorar, al menos desde el lugar que le toque, el mundo en que vivimos.